" Pero si volvéis a mí y guardáis mis mandamientos y los cumplís, aunque vuestros desterrados estén en los confines de los cielos, de allí los recogeré y los traeré al lugar que he escogido"
Nehemías 1 : 9
En muchas ocasiones queremos ser autosuficientes y enfrentar las grandes batallas con nuestras propias fuerzas. Es una realidad que como seres humanos somos propensos a tomar los asuntos en nuestras propias manos y no decirle a Dios cómo nos sentimos. No queremos pasarnos la vida siempre quejándonos y quisiéramos lograr las cosas sin tener que molestar a Dios con nuestros problemas. Pensamos que de está manera agradamos a Dios porque intentamos hacer las cosas y nos esforzamos; pero llega el tranque, la situación para la cual no tenemos la solución. Entonces recurrimos a El cuando ya tenemos el agua al cuello. No se sienta mal, es una situación que nos ha ocurrido a todos.
La realidad es que cuando hacemos esto le estamos poniendo nuestras vidas en bandeja de plata al enemigo. No caiga en esa trampa. El enemigo quiere llenar nuestra vida de ansiedades.
No permita que su vida se convierta en una colección de problemas y preocupaciones. Preséntelas todas en oración, las actuales y las que lleguen, al Rey de Reyes y Señor de Señores. Dios no nos hizo para que viviéramos una vida llena de preocupaciones. Acerquémonos diariamente a El en oración y aprendamos a confiar en su sustento. La oración traerá paz a nuestras vidas. La oración logrará soluciones, abrirá y cerrará puertas. La oración te permitirá disfrutar de la presencia de Dios en tu vida. Que nada te quite la paz del Señor.
Dios te bendiga
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