Wednesday, December 10, 2008

Lo que Dios realmente quiere

El relato de la creación en Génesis (los Comienzos) tiene algunos de los detalles más intrigantes acerca de la intención de Dios, al relacionarse con nosotros como pueblo y como individuos. En primer lugar, fuimos hechos a la imagen de Dios para parecernos a Él y reflejarlo en las formas más significativas de manera que pudiéramos relacionarnos con Él. (Génesis 1:26 – 27) .

¿No es ése uno de los prerrequisitos en las relaciones interpersonales? el de tener cosas en común. Dios nos hizo semejantes a Él de modo que no fuera como un extraño para nosotros. Fuimos formados para estar en armonía perfecta con Él y para estar de acuerdo con lo verdadero de Él.

No es un Dios extraño. De hecho, nos previene para que no permitamos que cualquier dios extraño aleje nuestros corazones de Él. (Salmos 81:9) Aunque Él es majestuoso e imponente en alcance y poder, Dios nunca tuvo la intención de ser tan diferente a nosotros que tuviéramos que batallar para relacionarnos con Él.

Lo que hace difícil tener una relación cómoda con Él son nuestros errores no lo que desconocemos de Él. Somos Su descendencia, Sus hijos. Es posible que los padres terrenales algunas veces se pregunten cómo pudieron haber dado a luz a hijos que parecen tan diferentes a ellos en apariencia o en comportamiento. Sin embargo, es inimaginable que el Señor, anticipando las futuras conversaciones y la unión con nosotros, diera a luz personas que fueran diferentes a Él mismo.

Nos parecemos al Señor tanto en imagen como en semejanza. Mientras que estamos lejos de ser tan grandes como Él es, o de tener Su poder, nuestra imagen es como un azul pálido pulverizado
contra Su fuerte azul real. En lo más profundo de nuestro ser, nuestro espíritu, nuestro matiz interior tiene el mismo color básico que el de Él. Nuestra estructura y constitución están limitadas por realidades físicas, mientras que Su composición no lo está. Pero al principio Su naturaleza fue impresa en nosotros.

Por esta razón, la historia de la redención y el crecimiento en el Señor puede ser vista como nuestra restauración para volver a ser como Él. Cada una de las siguientes escrituras nos dice algo específico de Dios al restaurar a Sus hijos a Su imagen, tal y como nos había hecho al principio.

En Romanos 8:29 dice: A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo,para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

En 2 Corintios 3:18 el apóstol Pablo ratifica este hecho diciendo: “Por tanto, nosotros todos, mirando con el rostro descubierto y reflejando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor.
De la misma manera que Dios quiso que el hombre y la mujer estuvieran juntos, para tener comunión y conversación entre sí, así quiere que nosotros estemos juntos con Él.

Colosenses 3:10 dice: “y revestido del nuevo. Este, conforme a la imagen del que lo creó, se va renovando hasta el conocimiento pleno”.

2 Pedro 1:3 – 4 “Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia; por medio de estas cosas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas lleguéis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de las pasiones”.

Al principio fuimos hechos hombre y mujer. Dios vio que no era bueno que el hombre estuviera solo. Esa era la condición en la que Él mismo había estado antes de que creara al hombre. Sabiendo cuán lleno había estado Su propio corazón con el anhelo de compartir Su amor, Él creó una compañera para Adán, y Eva llegó a ser el complemento perfecto. De la misma manera en que Dios quiso que el hombre y la mujer estuvieran juntos, para tener comunión y conversación entre sí, así quiere que nosotros estemos juntos con Él.

Al principio, antes de que las decisiones equivocadas del hombre arruinaran la profunda unión entre Dios y nosotros, Él caminaba y conversaba con Adán y Eva en medio del jardín. (Lee Génesis 2 y 3.)
Así es como Él quiere acompañarte durante toda tu vida. Día a día, año tras año, experimentarás una revelación continua de quién y cómo es Él.

¿Qué es lo que realmente Dios quiere? Que tú y yo le busquemos diariamente y seamos impactados por el hecho de que él es nuestro Dios, nuestro Padre, Nuestro Amigo, Nuestro Salvador y nuestro Redentor. Cada uno de estos títulos son grandiosos pero no son solo títulos, sino es su carácter, devoción y pasion por tí y por mí.

Este es tu primer día para probarlo.

Dr. Daniel Brown.
“Cómo Disfrutar tu diario vivir con Dios”. CTW.

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