La muerte del Rey del Pop marcaría el inicio de una intensa batalla legal por la custodia de los tres herederos
Washington - La repentina muerte de Michael Jackson no sólo ha dejado desamparados a millones de fans alrededor del mundo, también ha dejado huérfanos a sus tres hijos, cuyo futuro, aún en el aire, atrae todo tipo de especulaciones.
Los interrogantes sobre quién obtendrá la custodia de Prince Michael, de 12 años, Paris Catherine, de 11 y Prince Michael II "Blanket", de 7, que siempre han vivido con Jackson, llenaban hoy las portadas de los medios de los que él trataba, sin mucho éxito, mantenerlos alejados.
Los niños, que no acudieron ayer al hospital de Los Ángeles en el que su padre falleció a los 50 años, sí estaban con él cuando sufrió el paro cardíaco, tras lo cual se quedaron en casa con su niñera, Grace, a la que la cadena ABC apunta como la candidata más probable a quedarse con la custodia de los niños.
Por ahora, los tres se encuentran con su abuela, Katherine, según dijo a US Magazine el abogado de la familia Jackson, Brian Oxman, que no descarta que sea ella quien obtenga la tutela.
La ex mujer de Jackson y madre de sus dos hijos mayores, la enfermera Debbie Rowe, renunció a la custodia de los niños tras el divorcio, aunque volvió a reclamar la tutela en varias ocasiones.
Pese a que varios biógrafos pusieron en duda que Michael y Paris tengan lazos biológicos con su padre, en el caso de que Rowe decidiera hacerse cargo de ellos, debería iniciar una batalla legal, según Oxman.
El futuro de "Blanket" es aún más incierto, puesto que fue concebido artificialmente con el esperma de Jackson y él nunca conoció a la madre.
Marcados por las excentricidades de Jackson, que les puso a los tres su nombre de pila, los niños han tenido una infancia alejada de lo común, sumergidos en un mundo de fantasía, juguetes y viajes espectaculares.
En un intento por protegerlos de la inevitable avalancha de medios que lo seguía a todas partes, Jackson cubría los rostros de sus hijos con mantas o máscaras de disfraces en casi todas sus apariciones públicas.
Pero lejos de lograr alejar los flashes de los niños, los excesos de Jackson los mantuvieron permanentemente en las portadas de tabloides y blogs.
"Fue maravilloso con sus hijos", dijo Oxman.
La imagen que más dañó la reputación de Jackson se tomó en 2002, cuando las cámaras le captaron en el balcón de un hotel de Berlín (Alemania) sosteniendo en brazos a su hijo "Blanket" sobre el vacío, con la intención de mostrar el bebé a sus fans, que se encontraban en la calle.
La supuesta implicación de Jackson en varios casos de pederastia y sus problemas para pagar a sus abogados, a los empleados de su rancho "Neverland" e incluso la hipoteca de esa famosa propiedad, terminaron de enturbiar el icono del "Rey del pop".
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